-Estamos solos, tu y yo – me dijo.
-¿A caso crees
que a mi me resulta fácil…? –le
respondí.
En el umbral
entre la cordura y la locura todavía podía avistar a lo lejos los
espectros…
-Espectros…-Pensé.
A continuación sonó una hueca carcajada, y recordé que, en realidad, eran ellos
los que me hacían existir.
-Eso dicen, que
de ilusiones se vive, ¿no es verdad?...Piénsalo, ¿de veras crees que serás
alguien?, ¿de verdad crees que serás especial?
- Quizá crees
que me preocupo del futuro, pero...¿de que me serviría?, Solo intento ser
alguien…En el presente…
-¿No eras tú el
que pensaba que ser alguien radicaba en significar algo para los demás?
-Y…¿Quien eres
tu?
-No soy nadie,
¿crees que eso me hace especial? –Dijo con voz burlona.
-Supongo que
no…Pero, tendrás nombre, ¿Cómo te llamas?
-Tuve, o eso
creo, pero eso fue hace mucho. Ven, asómate.
Abrí los ojos…
El lago se
extendía en medio de un frondoso valle, las vírgenes aguas, cristalinas y
verdosas, como si Se hallara colmado de sollozos, reflejaba los frondosos
titanes de madera que allí se alzaban, amurallando cual fortaleza el perímetro
de las aguas.
Me asome a ver
mi reflejo lentamente, pero no vi nada.
Y volvió la voz
:
-¿Lo ves? No
eres nadie…Se podría decir que soy tu único amigo…
-Pero…Si tu eres
mi amigo…¿por qué no me puedo ver reflejado? ¿No significo nada para ti?
-Claro que si,
al fin y al cabo, estamos solos en esto, ¿no?
-…
-¿Es que no me
recuerdas?
-No puedo ver tu
reflejo- dije con los ojos fijos en las diáfanas aguas.
-Yo no soy
nadie, ¿recuerdas? Solo mira a tu alrededor.
Levante la
cabeza con ritmo pausado, y a continuación observé a mi alrededor.
-¿Qué ves?
-Nada, nadie…
-Mírate, rápido,
¿te sientes especial?
Entonces vi mi
cuerpo empezar a desvanecerse paulatinamente, a convertirse en sombras, en
engaños, en espectros…
-No soy nadie…-murmuré.
Entonces escuche
mi propia voz susurrándome: Entonces ya sabes quien soy yo…
Mi cuerpo,
ensombrecido ya hasta los hombros, yacía con la cabeza flotando sobre el lago.
Cuando las sombras llegaron al cuello, supe que era el final, y no pude mas que
dejar caer una lágrima, que se deslizó por mi ya negra mejilla, y calló al agua
provocando una gran onda que hizo estremecer y retorcerse al propio horizonte.
Entonces
desperté.
La primera imagen que vi fue mi bebida desbordada. Me acomode al
engorroso taburete y observé desde mi lúgubre asiento cada rincón de ese
pequeño pub situado en una de las muchas callejuelas de Madrid.
-He bebido
demasiado-Pensé, y volví a agachar la cabeza para retornar a
ese oscuro lugar.
Pero...una voz
me lo impidió.
-¿No estas con
nadie?
Alcé la cabeza
para ver si lo que oía era real o simplemente había vuelto a esa engañosa
realidad, pero, al parecer la suerte hoy me sonreía, al igual que la joven que
se hallaba en frente mío.
Yo solo le pude
llegar a responder:
-Si, supongo que
estoy solo, pero, por lo que veo…ya somos dos.