viernes, 11 de mayo de 2012

Estamos solos.



-Estamos solos, tu y yo
 – me dijo.
-¿A caso crees que a mi me resulta fácil…? –le respondí.

En el umbral entre la cordura y la locura todavía podía  avistar a lo lejos los espectros…
-Espectros…-Pensé. A continuación sonó una hueca carcajada, y recordé que, en realidad, eran ellos los que me hacían existir.


-Eso dicen, que de ilusiones se vive, ¿no es verdad?...Piénsalo, ¿de veras crees que serás alguien?, ¿de verdad crees que serás especial?
- Quizá crees que me preocupo del futuro, pero...¿de que me serviría?, Solo intento ser alguien…En el presente…
-¿No eras tú el que pensaba que ser alguien radicaba en significar algo para los demás?
-Y…¿Quien eres tu?
-No soy nadie, ¿crees que eso me hace especial? –Dijo con voz burlona.
-Supongo que no…Pero, tendrás nombre, ¿Cómo te llamas?
-Tuve, o eso creo, pero eso fue hace mucho. Ven, asómate.

Abrí los ojos…
El lago se extendía en medio de un frondoso valle, las vírgenes aguas, cristalinas y verdosas, como si Se hallara colmado de sollozos, reflejaba los frondosos titanes de madera que allí se alzaban, amurallando cual fortaleza el perímetro de las aguas.

Me asome a ver mi reflejo lentamente, pero no vi nada.

Y volvió la voz :

-¿Lo ves? No eres nadie…Se podría decir que soy tu único amigo…
-Pero…Si tu eres mi amigo…¿por qué no me puedo ver reflejado? ¿No significo nada para ti?
-Claro que si, al fin y al cabo, estamos solos en esto, ¿no?
-…
-¿Es que no me recuerdas?
-No puedo ver tu reflejo- dije con los ojos fijos en las diáfanas aguas.
-Yo no soy nadie, ¿recuerdas? Solo mira a tu alrededor.

Levante la cabeza con ritmo pausado, y a continuación observé a mi alrededor.

-¿Qué ves?
-Nada, nadie…
-Mírate, rápido, ¿te sientes especial?

Entonces vi mi cuerpo empezar a desvanecerse paulatinamente, a convertirse en sombras, en engaños, en espectros…

-No soy nadie…-murmuré.
Entonces escuche mi propia voz susurrándome:  Entonces ya sabes quien soy yo…

Mi cuerpo, ensombrecido ya hasta los hombros, yacía con la cabeza flotando sobre el lago. Cuando las sombras llegaron al cuello, supe que era el final, y no pude mas que dejar caer una lágrima, que se deslizó por mi ya negra mejilla, y calló al agua provocando una gran onda que hizo estremecer y retorcerse al propio horizonte.

Entonces desperté.

La primera imagen que vi fue mi bebida desbordada. Me acomode al engorroso taburete y observé desde mi lúgubre asiento cada rincón de ese pequeño pub situado en una de las muchas callejuelas de Madrid.

-He bebido demasiado-Pensé, y volví a agachar la cabeza para retornar a ese oscuro lugar.
Pero...una voz me lo impidió.

-¿No estas con nadie?

Alcé la cabeza para ver si lo que oía era real o simplemente había vuelto a esa engañosa realidad, pero, al parecer la suerte hoy me sonreía, al igual que la joven que se hallaba en frente mío.

Yo solo le pude llegar a  responder:

-Si, supongo que estoy solo, pero, por lo que veo…ya somos dos.