jueves, 25 de agosto de 2016

Sedimentando

Es curioso...Como pasa el tiempo. Se me hace incluso extraño.

Hace unas horas, tumbado, y casi recién levantado, intentaba hacer memoria, ¿como me gustaban a mi las chicas?, ya casi no me acuerdo. Aunque recuerdo a todas las personas que me han gustado, y sé que nunca se me olvidaran, por lo menos mientras esta maltrecha y caótica maquina de palomitas siga borbotando como hoy día lo hace.
Y esto me lleva a pensar, que en realidad nunca me he enamorado de chicas, sino de personas. Nunca he estado locamente enamorado de una chica únicamente por su apariencia, ni mucho menos, ni si quiera por su actitud, muchas musas alocadas han anidado en mi cabeza, y la mayoría no han dejado mas que una huella de alquitrán en mis pulmones, y muchas noches de insomnio a mis espaldas, y no las culpo, pues así es como tenía que ser.
Podría llamarlo destino, pero eso lo dejo al gusto del consumidor. La cuestión está en que si eso no hubiera pasado así, no sería la persona que soy hoy día, y aún teniendo una ristra de defectos casi interminable, me siento afortunado de cierta manera, con todo lo malo que esto conlleva.

Siguiendo con la reflexión dí con la piedra angular de la cuestión, lo que yo más he buscado es complicidad, no había nada que me llenara tanto como hacer reír a esa compañera, soltando cualquier sandez o niñería, incluso burradas, con la única finalidad de que esa interacción culminara en una sonrisa, por lo menos para uno de los dos.

Es curioso...Como pasa el tiempo.

Ahora pienso que en mi cabeza queda poco espacio para tonterías, pero sigo igual de bruto que siempre, y es una cosa que no quiero cambiar, pues pensándolo bien, sería uno de los únicos rasgos que comparto con mi antiguo yo, y este, el de ahora, mas sombrío y cansado, perdería todo el sentido, y olvidaría la persona que fue en su día, y lo mas importante, las personas que hicieron que ese chaval rechoncho fuese así.
Recuerdo con ternura, que incluso acomplejado por mi cuerpo, era realmente feliz. Y reflexiono con amargura, que nunca podré volver atrás y pensar como antes lo hacía, pues la ignoracia e inocencia que en esas épocas albergaba no podrán volver a erigirse en mi persona, para mi desgracia.

Entonces ahora pienso... ¿Como me gustan las personas?

Después de la espesa reflexión he llegado a una conclusión.

Me gustan las personas tristes.

Es curioso, ¿no?, como cambian los tiempos, y las personas... Nunca antaño pudiera haber imaginado que las cosas se torcerían tanto como para llegar a conclusiones tan enrevesadas, y por lo que parece, masoquistas o incluso tóxicas, pero yo no lo pienso así.

Yo pienso que igual que hay ciervos que se alimentan de hierba o hienas de carroña, hay personas que se alimentan de la felicidad de otros, y algunos pocos locos como yo, nos alimentamos de la tristeza, pero no de la forma que estáis pensando, me explico:

Creo que lo realmente bonito de una persona triste, es una cosa muy simple, quizá tanto, que cae por su propio peso por cuestiones lógicas; A una persona triste puedes hacerla feliz.

¿Parece ridículo, verdad?, nunca he entendido a esas personas que tienen una vida plena y han ido a buscar esa complicidad que yo añoro, si eres feliz con tu vida, ¿ por qué querrías añadir o quitar algo a esa formula? Si esta bien tal y como está, ¿para que cambiarla?

Para mis adentros pienso, que me gustaría encontrar esa persona, triste, a la cual poder hacer feliz, y hacérmelo a mi mientras aprecio esa evolución. Sin embargo, no hago nada para que eso pueda llegar a suceder, al contrario de esas personas que son felices, o por lo menos lo aparentan, cosa que nunca que me ha dado muy bien.

No lo busco, porque todo esto ya ha sucedido, y no solo a mi, pecaría de ignorante e incluso de egocéntrico si creyera que soy la única persona que piensa así, esto ya lo he leído, incluso en libros de poesía de hace mas de 600 años ya se reflejaban estos pensamientos.

El ser humano, igual que necesita la felicidad y la busca en los estímulos positivos, también necesita la tristeza y la añoranza, y si nadie es capaz de dárnosla, será nuestra cabeza la que hará los trapos sucios para darte eso que necesitas.