lunes, 13 de abril de 2015

Carta al constructor

Ninguna muralla, por alta que sea o macizos sean sus muros, podrá protegerme de mi mismo.
Es una certeza que me hubiera gustado pensar antes, ya que ahora, por mucho que alzara la cabeza no conseguía ver el fin de esta, que se erguía entre las nubes.

¿Solución? Cogeré un martillo, y martillazo a martillazo iré derribando las costras que la componen, las piedras que queden serán limpias, impolutas.
 Harán de escalera para llegar a lugares donde pensé que nunca podría llegar, o escalar solo por ver un bonito paisaje desde arriba. Una perspectiva diferente siempre aclara las ideas, aunque luego tengas que bajar y a veces caigas en el descenso.

 Quedaré magullado en muchas ocasiones, pero en el fondo sé que las heridas del cuerpo acabarán sanando, y que yo levantaré pensando en lo bonito que se hallaba el horizonte desde lo alto, y lo maravilloso que sería quedarse allí a vivir. Pero no soy yo quien dicta las reglas, y creo que tú tampoco.

Así que ahora todo esta decidido, tengo mucho que hacer.
Quedarán escombros a mis espaldas, sé con certeza que nadie vendrá a por ellos. Los mirare lejanos en un rincón, a veces con nostalgia, a veces con esperanza, esperanza en que sea el paso del tiempo el que los aparte de allí algún día.

Pero seguiré martilleando la pared, quiero volver a ver el sol, y ella no me lo permite…
Quizá donde ahora solo quedan escombros, pueda construir una biblioteca de recuerdos reciclados. Un lugar donde acudir cuando me sienta perdido, o haya olvidado la finalidad del intenso trabajo que tengo por delante. Quien sabe…

Espero que entiendas que ahora, solo puedo esperar a que el tiempo pase y que la merced del destino haga su faena en esto que es la vida, ya que yo estaré desmontando todo lo que una vez monté, y es una ardua tarea.


PD: Siempre hubo una puerta abierta en mi fortaleza, pero quizá te sea mas agradable cuando entre los escombros empiece a germinar lo que somos. Lo que una vez no fue mas que fría piedra se convertirá en vegetación, las flores germinarán algún día aquí dentro, estoy seguro.

Quizá ellas también necesiten el sol, y mojarse cuando llueve, quizá son como las personas, ellas tampoco pueden pasarse la vida en penumbra…

domingo, 15 de febrero de 2015

Encontrandome / te

Vacio, como el vaso que a la mesa me aferraba
Insignificante, como el eco de mi voz sobre tu mente
Roto, como el rastro de mis huellas al salir
Ahora solo y olvidado,
Y solo por olvidarme.

Seguí mi camino. Llevaba tanto tiempo buscando que ya casi no recordaba lo que buscaba, quizá fuera una sonrisa sincera o una mirada de esas que mellan por dentro, o tan solo una nueva foto en la cartera...
Pero ahora eso no me importaba, cualquier persona perspicaz frente a "esto", que es la vida, debería aprender a priorizar, y yo nunca he sabido hacerlo. Has de comprender también que esta regla funciona a la inversa, y por lo tanto tienes saber asumir cuando tu no eres una de las prioridades. Quizá por eso caminaba.

Entre los brillantes carteles de una calle que ya no recuerdo, me tambaleaba sujeto a proseguir en mi búsqueda. Cual polilla atraída por la luz, me adentré en el antro que mas lucia por fuera, solo por el hecho de que suelen ser los mas oscuros por dentro.

Al abrir la puerta examiné con detalle a las pobres a almas que, aferradas a la barra, miraban fijamente a la pared con la mirada perdida, al parecer buscaban al igual que yo una respuesta en el vaso vacio. Miraban los hielos derretirse, y sentían empatía, ya que tal vez, identificados con ellos veían su tiempo esfumarse poco a poco, en ese lugar, el lugar mas brillante por fuera, y mas oscuro por dentro...              

A partir de ese momento los recuerdos son borrosos, se difuminan entre alcohol y conversaciones banales.
Desaparecen como la noche, que da lugar al día, otro día igual, otra batalla, en la cual sé que no voy a salir victorioso...
Pero seguiré luchando, pues "esto" no da segundas oportunidades, es implacable, fugaz, es dura y pesada de acarrear a veces, pero también es pasión, amor, libertad, sueños...
¿Como algo tan insignificante puede ser tanto al mismo tiempo?...
Quizá por eso sigo caminando...

domingo, 25 de enero de 2015

Cantares a la luna, número uno.

Cuan inmóvil fuerza ejerce
La caída de tus parpados en mí
Que aún ahí, petrificada
Aceleras con tu fulgor mi latir

Y no es solo por tu luz
Que ilumina la mía espalda cuando huyo
Y en tus hoyuelos, mi cruz
Que acompaña mis desvelos con orgullo

Han pasado muchas noches...
Y por todas las que nos quedan,
Intuyo,
Seguiré prisionero de tus reproches 
Hasta que mi ultimo recuerdo, sea el tuyo.